Cómo elegir y probar los zapatos infantiles
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Elegir el calzado adecuado para tu hijo puede parecer sencillo, pero no lo es tanto. Cada pie es único, crece rápido y necesita un zapato que acompañe su desarrollo sin causar molestias ni problemas futuros.
En este artículo encontrarás consejos prácticos para probar los zapatos de tu hijo y una guía de cuándo revisar el calzado según su edad.
✅ Cómo probar los zapatos correctamente
A la hora de comprar o revisar los zapatos de tu hijo:
1. Prueba siempre los dos zapatos. Cada pie puede ser distinto en forma o tamaño.
2. El niño debe estar de pie. Así el pie se apoya por completo y se puede evaluar mejor el ajuste.
3. Verifica el espacio libre. Debe haber entre 0,8 cm y 1,2 cm de espacio entre el dedo más largo y la puntera del zapato.
4. El ancho importa. El calzado debe ser más ancho que el pie para permitir libertad de movimiento y evitar presión en los laterales.
5. Revisa el talón. No debe quedar flojo ni moverse demasiado.
6. Observa la comodidad. El niño debe caminar sin que el zapato se deslice o apriete.
📏 ¿Y cuánto debe medir el calzado?
El zapato infantil (aunque también el de adulto) nunca debe ajustarse exactamente al tamaño del pie. Para garantizar comodidad y permitir el crecimiento, se recomienda:
• Largo extra: entre 0,8 cm y 1,2 cm de holgura en la puntera.
• Ancho: siempre más amplio que el pie, sin comprimirlo.
Esto asegura que el pie tenga espacio para moverse, crecer y desarrollarse de forma natural.
📅 Calendario de revisión del calzado infantil
El pie de los niños crece a gran velocidad, y con ello cambian también sus necesidades de calzado. Lo ideal es revisar periódicamente que el zapato aún le queda bien.
Edad del niño |
Frecuencia recomendada de control |
1.5 – 2.5 años |
Cada 3 meses |
2.5 – 4 años |
Cada 4 meses |
4 – 6 años |
Cada 6 meses |
6 – 9 años |
Cada 3-4 meses |
+ de 9 |
Cada 4-6 meses |
Recuerda que son tiempos aproximados, pero siempre es bueno llevar un control.
🚨Señales de que tu hijo necesita cambiar de zapatos YA
- Marcas rojas o ampollas en los pies.
- Uñas encarnadas o dedos doblados.
- Dolor o molestias al caminar.
- Suelas gastadas de forma desigual.